martes, febrero 19, 2008

LAS COSAS Y SUS NOMBRES : CRISPACIÓN

LAS COSAS Y SUS NOMBRES

CRISPACIÓN

El significado vigente de esta palabra es el que corresponde a su aplicación a la anatomía muscular o nerviosa: crispar significa en ese contexto tensar o poner rígidos los músculos, los nervios o los miembros. La imagen física de un rostro crispado se manifiesta en la contracción de los músculos faciales; pero lo que delata es la crispación del ánimo.

La imagen procede de la mar, de su encrespamiento. Se entiende por esto el mar enfurecido, alborotado por las olas. Y es la traslación de esa imagen al espíritu humano, lo que nos lleva a la idea de la crispación. Encrespar, que es intercambiable con crispar casi siempre es, en efecto, producir grandes olas en el mar; y también excitar, irritar o enfurecer a alguien y predisponerle a la violencia. De ahí que se hable de encrespar o encresparse no sólo las olas, sino también los ánimos, las pasiones, etc. Entre los significados primitivos de encrespar está el relativo al pelo: ensortijar, rizar, erizar, alborotar. En efecto, pelo crespo es el rizado o alborotado. De ahí los nombres propios Crespo, Crispín y Crispina, que se formaron ya en latín.


Este grupo léxico entró en nuestra lengua por la puerta del latín, pero tuvo una segunda entrada a través del francés, en el que se ha perdido la s, y queda la raíz en crep-. De ahí que se hayan incorporado al grupo, sin pertenecer a él, palabras como increpar, crepitar, decrépito; y por trasposición silábica, quebrar, quebrantar, resquebrajar, que pertenecen ya desde en latín a otra raíz.

La raíz latina de la que procede todo el grupo, es crisp-, que da lugar a una decena de términos. Crispo, crispare, crispavi, crispatum es encrespar, ensortijar el pelo, rizarlo, hacer ondear, ondular. Crispantia maris aéquora son las aguas crispadas del mar, pero suavemente, graciosamente, es decir rizadas. En efecto, el referente es el pelo revuelto, una de cuyas formas es el rizado o ensortijado. De ahí que durante largo tiempo mantuviera este grupo léxico un significado positivo y agradable, que en cualquier caso en la lengua latina fue minoritario. Abies crispa es el pino retorcido; crispa fraxinus, el fresno áspero; pero enfrente tenemos crispi cincinni, los bucles de cabello ensortijado; homo crispus, el hombre con cabello ensortijado; lactuca cándida et crispíssimi fólii, la lechuga blanca de hoja rizadísima (la escarola); mármor undatim crispum, mármol encrespado como con olas, es decir veteado; crispum agmen orationis, curso movido del discurso.

Tampoco el verbo aprieta hacia la crispación: crispare capillum es rizar el cabello; crispare aurum, cincelar o rizar el oro; crispare hastilia es agitar las lanzas (en el campo de Marte o antes de la batalla: un efecto estético). Tiene también el latín términos como críspulus, literalmente “rizadillo”, que equivale a nuestro acicalado, o rebuscado cuando se trata de otros órdenes; crispitudo retorcimiento, contorsión; crispans con el valor de trémulo: crépitus crispans, quejido trémulo, sollozante. Está claro que el latín no inventó este término para significar nuestra crispación. Nuestros políticos la han categorizado porque no soportan ver prietas las mandíbulas y tensos los músculos de sus adversarios.

Mariano Arnal
LÉXICO

Publicado en la edición de El Almanaque Nº 3064 Martes 19 de Febrero de 2008

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