lunes, marzo 17, 2008

LA SEMANA SANTA DÍA A DÍA - LUNES SANTO

ESPECIAL SEMANA SANTA - La Pasión de Cristo


LA SEMANA SANTA DÍA A DÍA - LUNES SANTO

“Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, porque con tu santa cruz redimiste al mundo”.Éste es el lema principal en torno al que giran los rezos de la iglesia este primer día de duelo de la Semana Santa.
La liturgia prepara el alma de los fieles para el dolor que hay que recordar estos días. El Evangelio de hoy nos sitúa en los últimos días de la vida de Jesús, cuando éste es acogido en casa de Lázaro, al que había resucitado. La hermana de éste, María Magdalena, la pecadora que seguía a Jesús por todas partes con las demás santas mujeres, ungió los pies de Jesús con un frasco de perfume carísimo. Los discípulos se escandalizaron, en especial Judas, cuya avaricia y traición estaba ya llegando a su culminación, alegando que hubiese sido mucho mejor dedicarlo a los pobres. Jesús aceptó el homenaje como anticipo de su embalsamamiento, y defendió el gesto de la pecadora, diciendo que a los pobres siempre los tendrían con ellos, pero que a él pronto no lo tendrían.
En realidad el lunes, martes y miércoles santos son días de recogimiento para preparar el Triduo Sacro, el núcleo de la Semana Santa.

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HUARAZ: CUMBRES NEVADAS DE DEVOCION.

Al pie del Huascarán -uno de los más altos nevados del mundo- en la ciudad de Huaraz, la Semana Santa se impregna con la tradición y costumbres de su pueblo al conmemorar la muerte y resurrección de Jesucristo.En Huaraz, conocida como la Suiza peruana, la gente se prepara con un año de antelación para representar el drama del Gólgota y la posterior resurrección de Cristo con gran realismo.
La festividad se inicia el Domingo de Ramos con el tradicional desfile de las palmas en que la efigie de Jesús sobre un burrito recorre triunfalmente por las principales calles de la ciudad, recibiendo el aplauso y homenaje de la población.

Cada día de la Semana Santa se celebra con absoluta entrega.
En el Lunes Santo, el Señor de la Oración del Huerto -peculiar figura de Cristo de rodillas con singular belleza, que simboliza un diálogo con el Dios Padre- sale del convento de San Antonio.El Martes Santo, el Cristo de las Columnas -imagen que evoca al Nazareno con Poncio Pilatos- recorre las calles, escoltado por guardias pretorianos como en la Roma Antigua.
El Miércoles Santo, la venerada imagen del Cristo Pobre sale cubierta con un manto color púrpura y una corona de espinas, y es alumbrada por cientos de cirios y velas en manos de los fieles.

En el Jueves Santo, estas celebraciones alcanzan su máximo esplendor con la consagración de la Santísima Eucaristía. Ese día, los pobladores, impulsados por su fe, visitan a los enfermos en hospitales, clínicas y domicilios, tal como indica su tradición. También, se realiza el velatorio nocturno o "Huaraqui" -voz quechua que significa amanecer- del Nazareno en la iglesia de La Soledad, que se prolonga hasta la madrugada del Viernes Santo.El Viernes Santo se lleva a cabo la procesión del Cristo de la Cruz, imagen que es precedida por las andas de la Virgen Dolorosa. Al igual que en otros lares de la Sierra peruana, van acompañados de las andas de San Juan y María Magdalena, empujados por los devotos que no se arredran a pesar de la lluvia. Al caer la noche, en medio de la penumbra, algunos hombres con túnicas blancas realizan la ceremonia de la desclavación y colocan la imagen de Cristo en el Santo Sepulcro, urna de vidrio que luego llevan en procesión.El Sábado de Gloria, los niños de todos los barrios fabrican muñecos que representan a Judas y, luego de recorrer mercados y casas, lo queman ante el alborozo de la gente.

Finalmente en el Domingo de Resurrección, el Cristo resucitado es llevado en procesión a la Plaza de Armas donde se encuentra con la Virgen Dolorosa. El Cristo se muestra ante la Virgen, mientras el vuelo de los pájaros y la quema de coloridos fuegos artificiales proclaman a los cuatro vientos que el Señor ha resucitado.
Indice



EL ALMANAQUE ofrece el material acumulado en nuestra web en años anteriores e inicia una nueva línea de producción para el Monográfico Especial de Semana Santa, sin abandonar nuestra la línea diferencial de aproximación a cada tema a través de los nombres que les damos a las cosas.

. Los referentes culturales y religiosos que le dan sentido están tan emborronados, que cuesta ya explicarles a las nuevas generaciones cuál es el espíritu que mueve estos días las manifestaciones de piedad o de cualquier otro nombre que quieran darle los sociólogos. Por eso, para que quien busque en la red referentes y explicaciones inteligibles, pueda hallarlos en las páginas de EL ALMANAQUE, hemos decidido añadir a la información sobre las variadísimas formas de celebrar la Semana Santa en distintas latitudes, los fundamentos religiosos y litúrgicos de las mismas.
Es nuestra intención pues, además de seguir explorando el léxico que tiene que ver con los usos y los valores de la Semana Santa, ofrecer los elementos básicos de su liturgia; y dentro de ésta, los textos de las piezas de música sacra que se escuchan especialmente en esta época, y que se han convertido en clásicos indiscutibles.

LAS COSAS Y SUS NOMBRES

FRATERNIDAD

A las palabras les pasan cosas que nunca son casuales, sino que son el reflejo de las cosas que en ellas viajan. Por el tratamiento que en la vida religiosa tienen las palabras "padre" y "hermano" podemos colegir cuál era su valor de uso, y cuál, por tanto, la realidad que reflejaban. En efecto, la misma distancia que en un monasterio había entre un sacerdote (padre) y un lego (hermano), era la que normalmente había entre el padre y el hijo. El padre era algo muy parecido al señor, y el hijo estaba muy cerca del siervo.

E igualmente la distancia léxica que hay en muchas lenguas entre hermano y hermana (frater / soror; frate / sorella; frère / soeur; brother / sister; bruder / schwester... ) era la distancia real en la vida. Y no digamos ya la distancia que había entre el abad (palabra tomada del hebreo hab que significa "padre"), que acabó convirtiéndose en un alto señorío, y los monjes y demás súbditos de la abadía, que supuestamente eran los "hijos".

En muchas lenguas, empezando por el latín, se usan distintos lexemas para el hermano (frater) y para la hermana (soror). Por abreviación del primero saldrá en italiano fra, que en castellano será "fray" y de ahí derivará el término "fraile", que se usará en oposición de género a "monja", es decir sustituyendo a "monje". Por abreviación del segundo, tendremos "sor", que es el tratamiento genérico que se da a las monjas. En un monasterio convivían sacerdotes, cuyo tratamiento era y sigue siendo "padre" (Pater), y legos cuyo tratamiento era y sigue siendo "hermano" (Frater).

Naturalmente el pater estaba revestido de una dignidad a la que nunca alcanzaba el frater, el hermano lego, cuya razón práctica en el monasterio era trabajar en las actividades productivas y serviles, mientras que los patres se dedicaban a su ministerio sacerdotal o a actividades intelectuales. Lo mismo ocurría en los monasterios femeninos entre las "madres" y las "hermanas". Por eso las órdenes religiosas con humilde vocación de servicio denominan a sus miembros "hermanos" y "hermanas", en lugar de "padres" y "madres".

Los "padres" están revestidos de la alta dignidad sacerdotal, son los que dicen misa, mientras que los "hermanos" no se dedican al sacerdocio, sino al servicio a los demás (hospitales, orfanatos, enseñanza... ). Igualmente las monjas suelen tener la denominación de "madres" en las órdenes que se fundaron para el recogimiento, la contemplación y el culto; y el de "hermanas" las que se fundaron pensando en el servicio a los demás.

A partir de este concepto se han fundado las hermandades (de hermano) y las cofradías (de frater) cuya idea inspiradora es siempre la del auxilio mutuo como si de "hermanos" se tratase, que ése es el nombre que se da a los miembros de una cofradía. Mientras fue la iglesia la responsable de canalizar la solidaridad entre la gente, el concepto de "fraternidad" fue el que presidió, inspiró y denominó todas las organizaciones encaminadas al auxilio mutuo y a la generosidad con los demás. La actual sociedad laica ha sabido tomar el relevo mediante los movimientos de solidaridad del voluntariado a través de la Organizaciones No Gubernamentales.
Mariano Arnal


Publicado en la edición El Almanaque Nº 3091 Lunes 17 de Marzo de 2008