domingo, abril 20, 2008

LAS COSAS Y SUS NOMBRES : DOGMA

"TRADUTTORE, TRADITORE"

El traductor difícilmente escapa a la condición de traidor, con independencia de que quiera serlo o no. Las lenguas románicas son feudatarias del latín en la práctica totalidad de su léxico, por lo que es en esta lengua donde hay que ir a buscar el significado de la mayoría de las palabras. Nuestra lengua no es capaz por sí misma de darnos cuenta del valor de la inmensa mayoría de las palabras que emplea. Por referirme tan sólo al ejemplo que cito en NÓMINA RERUM de una frase del Credo, podemos anegarnos en palabras y en razonamientos intentando descubrir el significado real de "Creo en un solo bautismo de penitencia para el perdón de los pecados". Si no nos movemos del español, no llegamos a ningún sitio. En este caso, han sido dos traducciones sucesivas las que han contribuido a traicionar el significado del texto original.

Empezando por la preposición griega eiV / eis (de dirección), correctamente traducida al latín por in más acusativo, pero que al pasar al español se traduce como si fuese de ablativo (lugar en donde), con lo que queda desactivada la fuerza motriz del verbo pisteuw / pistéuo (pobremente traducido por "creo", un verbo penosamente depauperado por el catecismo). Es decir que en cada una de las ocho palabras de ese texto, con las preposiciones incluidas, hay una traición. Y si proseguimos con la palabra dogma, préstamo del griego, volvemos a las mismas. Ni desde el español ni desde el latín podemos precisar cuál ha sido la dinámica por la que se redujo el significado de dogma, hasta quedar reducido justo a lo contrario de lo que significó en origen.

Otro tanto ocurre con la palabra enseñar, que cuesta imaginarse desde el español que su significado original fuese nada más y nada menos que in + signare, señalar hacia, es decir dirigir la atención del alumno hacia un objetivo, algo muy distinto de lo que hoy significa y es enseñar. Y otro tanto con los términos derivados de docere, que difícilmente se entienden en su verdadera dimensión si no se conoce hasta el final, es decir hasta sus orígenes, cuál es el alcance del término. En resumen, es difícil hablar de las cosas si no se conocen las palabras en las que éstas viajan. Porque podemos estar creyendo que dentro de las palabras viajan unas cosas y que en realidad viajen otras. Es que las palabras tienen vida propia. Mucha más de la que estamos dispuestos a reconocerles.

EL ALMANAQUE aprovecha el día del Señor para hacer un poco de didáctica a costa de palabras de contexto religioso, que son juntamente con las políticas, las más expuestas a las veleidades de intérpretes y traductores.

DOGMA

La fe se alimenta de dogmas. ¿Y qué son dogmas? Son opiniones que en virtud del principio de autoridad, de infalibilidad, de inspiración divina de los dogtores que tiene la Iglesia, son asumidos como verdades incontrovertibles. Eso es inevitable que sea así cuando se está en la única doctrina verdadera, y por tanto en posesión de la verdad. Pisteuw eiV ena baptisma metanwseoV... (Pistéuo eis éna baptísma metanóseos), creo en un solo lavado de cambio de mente, eiV ajesin amarthmatwn (eis áfesin amartématon) para la expulsión de los errores.

La traducción "oficial" dice: "creo en un solo bautismo de penitencia para el perdón de los pecados". No hay manera de vislumbrar siquiera el significado auténtico (el pre-ritual) de las palabras empleadas por el original griego, que fue el significado inicial. Las transformaciones que introduce la traducción son tan profundas que a lo más que llegan sus palabras es a funcionar de metáforas más o menos afortunadas del original. Son, de hecho, la barrera que impide saber qué dice realmente el texto original. El lavado de cerebro se llama bautismo, y el error pasa a llamarse pecado.

De la raíz griega dok- (dok-, de la que obtendremos la raíz latina doc-), tenemos el verbo dokew (dokéo) del que proceden doxa (dóxa) = opinión, imaginación, creencia, convicción, doctrina y dogma (dógma) = opinión (cuando es del senado, se convierte en "decreto"). Dokéo significa ante todo "parecer", por oposición a "ser". "Conviene empeñarse no en parecer (dokein dokéin) el mejor, sino en serlo (einai éinai)". (Esquilo). Cuando aquel a quien le "parece" algo, tiene autoridad, dokéin significa decidir, y tanto la sustantivación en doxa como en dogma, significan "orden", "decreto", "imposición". Ocurre lo mismo que con el término latino arbitror, que significa "opinar", y que al llegar a arbitrium se convierte en "decisión" (ver en la web Árbitro). Vale la pena indicar aquí que el verbo latino docere, del que obtendremos los derivados cultos docente, docencia, doctor, doctrina, documento y sus afines, y que traducimos como "enseñar", tiene efectivamente el significado que le es más propio a esta palabra: "señalar hacia (in signare)", es decir "mostrar", "hacer ver", (obsérvese que no es precisamente ésta la forma dominante de la docencia).

Es tan irrefrenable la inclinación a imponerse sobre los demás, que se llega al plano de las opiniones. Un dogma no es otra cosa que una opinión impuesta. Desde el momento en que la palabra dogma pierde su principal significado, que es "opinión", "parecer", para pasar a significar tan sólo "decisión", "imposición", "cosa que hay que creer a la fuerza", el dogmatizado ha perdido el derecho a creer lo que ven sus ojos y a fiarse de sus oídos: su mente no puede funcionar con los datos que obtiene directamente de la realidad, sino que sólo puede operar con los dogmas que se le suministran directamente desde la verdad única. El opinar se convierte en un gravísimo atentado contra la verdad, que sólo puede ser proclamada por los que están en legítima y exclusiva posesión de la misma.

Mariano Arnal

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Todos los días tenemos un chance para cambiar el mundo. Todos los días, la vida se abre, sin prejuicios, para cada uno de nosotros, lista para que la transformemos completamente.
Todos los días podemos ser felices. Todos los días podemos amar y ser amados. Todos los días podemos crear nuevas amistades. Todos los días tenemos una nueva oportunidad; ¿por qué perderla hoy?

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NUEVAS SECCIONES EN EL ALMANAQUE : ARMONIA - SABIDURIA ORIENTAL - Psicologia

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UNA SESION DE LIMPIEZA INTERIOR

No tengas miedo del ayer. Tus recuerdos se agolpan en la puerta de la memoria pujando por salir a la superficie de la conciencia. No tengas miedo. Déjalos salir. Mira cada recuerdo como si fuera hoy. Escucha aquellas palabras que tan lejanas pueden parecerte. Deja que todo tu ser se inunde del ayer.

Recuérdalo. Cada minuto, cada silencio. Sus nombres, sus voces, sus miradas. Hay en cada gota de emoción una lágrima a punto de quemarte las mejillas. No permitas que tu corazón se quede a mitad del camino sin haberse curado. Y cuando estés en el silencio de tus recuerdos, inspira... inspira... profundamente.

Inspira. Toma todo el aire que quieras, aspira todo ese recuerdo y rescata lo mejor. Incorpora nuevamente a tu ser interno toda esa energía de aquel ayer, y al exhalar deja que toda tristeza por los tiempos idos....realmente, se vaya. Exhala toda energía negativa que haya quedado en tu interior, y deja marchar esos cúmulos energéticos que no te hacen bien. Respira. Respira. Respira........ y déjate ser. Permite que hoy sea mejor. Aspira todo el universo que quiere estar en tu conciencia y sé conciencia y sé universo. Verás que con los días todo estará un poco mejor. Un rayo de luz llegará a tu conciencia, sin saberlo haz hecho el trabajo de darle a la vida lo que la vida quería: tus experiencias.

A veces nos aferramos tanto a los recuerdos que llega un momento en que nos cuesta caminar, nos cuesta entender lo nuevo de cada día, pues estamos aún inmersos en las discusiones del ayer. Yo sé que cuesta mucho superar un mal momento, sé que duele muchísimo acordarse de aquellos a los que hemos amado tanto y ya no están, pero si limpiáramos nuestro interior de excesivas cargas emocionales, verías que habría un poco más de lugar para ampliar nuestro horizonte espiritual, te darías cuenta que ellos, que ya no están en la tierra, aún nos sonríen desde el espíritu. Habría una oportunidad de acrecentar nuestra conciencia hasta límites mayores de los que hoy recorremos.

Vacía el contenido emocional de tus recuerdos. No te aferres a ellos como a una bolsa de tesoros. Ama cada instante vivido y suéltalos tal como harías con un pájaro que quiere libertad y se la brindas una mañana de sol. Para ello utiliza la respiración conciente, utiliza el poder de la conciencia, extrae de tu interior los recuerdos que te atan y desátalos suavemente con el aire. Ya no te pertenecen, son del pasado. Al exhalar, imagina cada escena volando en el espacio a tu alrededor hasta que finalmente levanta vuelo y .... se van .... están fuera de ti.

Ahora mantén la paz..."


Libros : Yoga - Zen - Feng Shui - Shiatsu - Embarazo&Parto- Bebés - Autoayuda - Pareja

Publicado en la edición de El Almanaque Nº 3124 Domingo 20 de Abril de 2008