domingo, febrero 03, 2008

TIEMPO DE CARNAVAL

TIEMPO DE CARNAVAL

Cuando examinamos los distintos calendarios de los numerosos Carnavales de hoy y de antaño, observamos en las fechas una variedad tan amplia como en las maneras de celebrarlos. Sin embargo hay unos denominadores comunes a todos los carnavales: en cuanto al momento, todos preceden a la Cuaresma y pretenden ser una preparación para la misma, y un desquite anticipado de las privaciones que impondrá.

En cuanto a la forma de celebrarlos, todos coinciden en la proliferación de los disfraces; y luego, en cada lugar se especializan en formas distintas de sacarle partido a la libertad y al libertinaje que da el hecho de no poder ser reconocido, y la licencia consensuada de toda la sociedad para estas celebraciones. De ahí que sean tantísimas las variedades carnavaleras, y que cada ciudad se distinga por un estilo y unos ritos distintos, que atraen el interés de un cada vez más abundante turismo carnavalero.

En cuanto a la fecha de inicio de los Carnavales, la que durante más tiempo y en más calendarios se ha mantenido como primer día de celebraciones, es el jueves anterior al Miércoles de Ceniza, día en que empieza la Cuaresma, de manera que ésta venía a durar una semana casi completa. El Jueves Lardero, que así se llamaba el primer día de los Carnavales, se celebraba con una buena comilona; y el Miércoles de Ceniza, el último día de la semana de Carnaval, se celebraba con la tristeza y austeridad que imponía el primer día de la Cuaresma, con el rito llamado Entierro de la Sardina, que no era tal, sino el del esqueleto de la misma, después de haber celebrado la primera comida cuaresmal, que la austeridad del tiempo y de la economía hacía que fuese una sardina en salazón.

Es por tanto la Semana de Carnaval la medida más universal, pero no la única. Por debajo de esta extensión está la más escueta del domingo de Carnaval (cuyo nombre litúrgico es Domingo de Quincuagésima), el más celebrado por ser día festivo, que se prolongaba en el lunes y el martes que le seguían, con menos fiesta por ser días laborables.


Y por encima de la extensión de la semana tenemos una variedad muy notable, que oscila normalmente en los carnavales modernos entre el domingo de Sexagésima, la semana anterior, hasta el primer domingo de Cuaresma (los 40 días de ayuno como preparación a la Pascua), el que sigue al Miércoles de Ceniza. Es decir que los Carnavales más solemnes extienden su duración a dos semanas. Pero no es éste el límite, ni mucho menos.
En las ciudades que tienen los Carnavales como sus festejos más significativos, para los que han creado una estructura social de cofradías, gremios, cuadrillas, comparsas, etc. los Carnavales empiezan mucho antes. En Venecia, por ejemplo, se proclamaba el 26 de diciembre, el siguiente de la Navidad, como primer día de los Carnavales. Más adelantados aún eran en algunas ciudades de Alemania, en que el 11 de noviembre se daba inicio a los Carnavales con la elección de su rey. A partir de esa fecha, se iban escalonando celebraciones menores que culminaban en el Carnaval propiamente dicho.

Artículo publicado en la edición de
El Almanaque Nº 3048 Domingo 3 de Febrero de 2008

La rebelión de los mitrados

LA VOZ DE LA CALLE

La rebelión de los mitrados

He leído La Nota de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española ante las elecciones generales del 2008.Es decir, he leído la Propaganda Electoral que hacen los Obispos Españoles, entre los que no sé si incluir a Federicojiménezlosantos, ante la inminencia de las elecciones generales del 9 de marzo del 2008. Son los 400 óbolos que ofrece la Iglesia para que la basca vote al PP, ya que consideran que sus intereses están mejor defendidos por Zaplana y Acebes que por Pepiño y María Teresa Fernández de la Vogue.

-No es propaganda electoral, querido hermeneuta torticero, es una Orientación moral, ética y profiláctica hacia el voto y, por el voto, hacia Dios, con parada y fonda en la Patria y el Rey, trilogía por la que murieron nuestros padres y que ahora recibiría el nombre de tripartito. Por cierto, hombre de fe morotumbada (que es otra forma de decir alicaída), no son 400 óbolos los ofrecidos en la Nota, ya que la Conferencia Episcopal no está constituida a imagen y semejanza del señor Zapaligero de Cascos, que es mundana, mala y perversa, es decir, laica y nihilista, sino que está hecha a imitación de Nuestro Señor Jesucristo, que es la segunda persona de la Santísima Trinidad Jiménez de Parga. Y no son 400 óbolos para cada español, sino apenas diez mandamientos para repartir entre todos, urbi et orbi, de manera que no quede nadie en España sin orientación votativa, siendo ello una obra de caridad, a la que estamos obligados, como vestir al desnudo o consolar al triste.

-¿Y por qué se han limitado a diez precisamente, por analogía, por mimetismo, por azar? ¿Volvemos a las Tablas de Daimiel, la mata ardiendo, la apertura de las aguas al paso franco de la Comitiva Episcopal, la conducción del rebaño hacia la Tierra Compro-metida? ¿A cómo se cotizan los óbolos en momentos de crisis vocacional? ¿Cuánto es en euros? ¿Cuál es su equivalencia en diezmos y primicias? ¿Esos diez mandamientos se resumen en dos, Mariano y Rajoy, que son puras elongaciones de José María Aznar y Escrivá de Balaguer? ¿Es cierto que la mano derecha no debe saber lo que hace la izquierda? ¿Y si la izquierda te sale respondona y quiere quitarte las judías y las cristianas y los conciertos de los colegios en hora profesoral-religioso-económico-lectiva? ¿Estás en lo que te meto, Obispo mío, Señor de los anillos en otro tiempo besados hasta la baba de Babilonia, que era realmente mesopotámica y golfopérsica? ¿Por qué se besaban los anillos si es un gesto pagano, adorativo y humanamente humillatorio? ¿Son, tal vez, muchas preguntas y poco pertinentes para un ministro de Dios acostumbrado a la seda y a los aceites y a las vaselinas? ¿Las encerramos en una? Ama al prójimo como a ti mismo, comparte con él los alimentos que vamos a tomar y alviarás un tanto el peso y la figura, ese porte orondo de altas y viejas clerecías a las que, por suerte para el mundo, ya hace tiempo que se les ha pasado el arroz.


Deja la pompa y el jabón del mundanal ruido y sigue los caminos de la pobreza: seguro que encontrarás en ellos muchas bocas necesitadas. Dale de comer al hambriento, dale de beber al sediento, aunque éste sea un joven en noche de botellón, pero dile que por favor no conduzca y, si fuera necesario, llévalo a casa o quédate con él hasta que se le pasen los efectos de la cogorza ¿Discutible? Sí, sí, pero, no se trata precisamente de salvar vidas?


Respiro, Señor, y cierro, no vaya a ser que tenga usía la intención de hacer con este ciudadano de Escepcia (Murcia-Herzegovina), un prosélito de la palabra electoral, o sea un postulante volcado hacia un lugar concreto de las urnas, o un de-voto de a pie cuya circunstancia sea influenciable por la rebelión de los mitrados que tanto se resisten a perder el báculo y a apretarse en tres o cuatro agujeros consecutivos la hebilla del cinturón. Y el cíngulo, por supuesto.


Un abrazo


Addendas de cal y arena:

La de cal:
A pesar de lo dicho, quiero destacar este párrafo de la Nota de los Obispos, con el que es difícil no estar de acuerdo:“En este momento de la sociedad española, algunas situaciones concretas deben ser tenidas muy particularmente en cuenta. Nos parece que los inmigrantes necesitan especialmente atención y ayuda. Y, junto a los inmigrantes, los que no tienen trabajo, los que están solos, las jóvenes que pueden caer en las redes de la prostitución, las mujeres humilladas y amenazadas por la violencia doméstica, los niños, objeto de explotaciones y de abusos, y quienes no tienen casa ni familia donde acogerse”.

La de arena:
Simili modo, destaco este otro párrafo que, como ha dicho en acertada expresión el periodista Fernando González Urbaneja, es “anfibológico”. A lo que yo añadiría que a lo mejor es un híbrido de empirismo y racionalismo, pasado por el cedazo de la vieja escolástica de Santo Tomás. Yo no sé si esta doctrina puede alumbrar con garantías el camino de las papeletas en las elecciones del 2008. Con semejante claridad, a mí me da la impresión de que los orientados tendrán que votar a ciegas. Éste es el párrafo aludido:“No se debe confundir la condición de aconfesionalidad o laicidad del Estado con la desvinculación moral y la exención de obligaciones morales objetivas. Al decir esto no pretendemos que los gobernantes se sometan a los criterios de la moral católica. Pero sí que se atengan al denominador común de la moral fundada en la recta razón y en la experiencia histórica de cada pueblo”.

Mariano Estrada

www.mestrada.net Paisajes Literarios