lunes, febrero 25, 2008

LAS COSAS Y SUS NOMBRES : ALCOHOLISMO

LAS COSAS Y SUS NOMBRES

¿SERÁ POR NOMBRES…?

Si lo que no importa nada no tiene ningún nombre, sino que está perdido en el mar inmenso de lo genérico, lo que mucho importa, muchos nombres tiene, y tantos más, cuanto más importa. Por ahí hemos de deducir la gran importancia más que del alcohol o del vino, del beber; y no del simple beber, sino del beber en exceso, es decir de la borrachera (que no del alcoholismo). Y como nuestra lengua ha sido sumamente generosa en denominaciones, ahí van a chorro las que he encontrado en los diccionarios y en la memoria.

Seguro que todo lector conoce otras. Sirvan, pues, las que van a continuación, para avivar la memoria:

ahí va una cincuentena de denominaciones del bebedor en todos sus grados y con todas sus gracias: achispado, ahumado, ajumado, alegre, alumbrado, azumbrado, bebdo, bébedo, bebedor, bebido, beodo, beudo, colocado, piripi calamocano, caneco, chamicado, chispo, chispado, copetón, como una cuba, hecho un cuero, ebrio, mareado, potado, piorno, pellejo, odre, zaque, alegre, entre dos luces, difunto de taberna, a medios pelos, moros van moros vienen, entre Pinto y Valdemoro, sahumado, temulento, tiznado, mamado, acocullado, bebedor, empinador, piador, borrachín, catavinos, hecho una uva, mosquito, potista, tumbacuartillos, vinolento, dipsómano, dipsomaníaco, ditirámbico alcoholizado, alcohólico, espita…


En cuanto a la borrachera, no está nada mal la colección de nombres que tiene; he ahí unos pocos: embriaguez, ebriedad, vinolencia, temulencia, crápula, curda, bomba, chinga, chispa, cogorza, fiesta etílica, delirium tremens, filoxera, humera, juma, jumera, lobo, melopea, mona, papalina, pea, perra, pítima, tablón, tajada, tranca, trompa, turca, zorra, merluza, cambalada, moscorra, mordaza, moña, chucha, zamacuco…

Y si nos pasamos al verbo, tampoco le faltan recursos y gracias: beber, empinar el codo, mamar, abombarse, alegrarse, apuntarse, amonarse, asomarse, coger un cernícalo, emborracharse, embriagarse, encandilarse, pillar un lobo, coger un lobo, pillar una zorra, hacer eses, tener la lengua gorda, tropezar en las erres, estar hecho una lía, estar hecho una equis, subirse a predicar, arrimarse a las paredes, ser un colador, estar como una esponja, hacerle candelillas los ojos…

La nomenclatura culta es de carácter genérico: alcoholismo, vinolencia, dispomanía, y hace referencias a Baco (Lácrima Bacchi es una denominación de vino), Diónisos, bacante… Y en cuanto al último desenlace, el vocabulario llega ya empobrecido: dormir la borrachera, dormir la mona, dormir la zorra, dormir el lobo, desollar el lobo, desollarla, cargar delantero… es la resaca.

No sabemos si es que le ponemos al mal tiempo buena cara, o es que realmente vemos los efectos del alcohol con tanta gracia como parece verlos el genio de nuestra lengua. Porque la verdad es que la familia en que cae este problema con todo su peso, más tiene para llorar que para ir haciendo y diciendo gracias, y el pueblo que es afligido por este azote, no es como para estar ufano.

Dicen que actualmente en Rusia el alcohol vuelve a ser con mucho la primera causa de mortalidad. También en nuestras latitudes el alcohol mata más que las guerras, sobre todo ahora que hay que cargar en su cuenta un porcentaje muy considerable de los accidentes de circulación. Pero mientras tengamos al tabaco como el peor enemigo de la salud, el alcohol puede estar tranquilo: la propaganda pierde eficacia si lucha en dos frentes a la vez.


EL ALMANAQUE examina hoy el término alcoholismo.


LA FRASE


Quien no ha caído nunca no tiene una idea exacta del esfuerzo que hay que hacer para tenerse en pie. MULTATULI

Lo más fácil es no engancharse; eso cuesta muy poco esfuerzo. Pero son demasiados los que prefieren escarmentar en cabeza propia que en ajena.

EL REFRÁN

TABACO, VINO Y MUJER, ECHAN AL HOMBRE A PERDER

El tabaco y el vino eran antes vicios específicamente masculinos. Estaba muy mal visto que una mujer fumase o bebiese. Con la igualdad de sexos, esto ha dado un vuelco.

LÉXICO - ETIMOLOGIA

ALCOHOLISMO

Estamos ante una palabra árabe. El prefijo al es el artículo. Parece que la raíz dominante es akhal, que significa negro. Se cree que los árabes y los judíos dieron en un principio el nombre de alcohol a la estibina (sexquisulfuro de antimonio), un mineral que presenta cinco cristalizaciones distintas, de color gris plomizo, con brillo metálico intenso; a veces el color es negruzco con irisaciones.

Se encuentra en la naturaleza frecuentemente asociado al azufre. Funde muy fácilmente (basta la llama de una cerilla) y para sublimarse le basta la llama del soplete, que desprende del mineral una extensa aureola blanca de óxido de antimonio. Es a este casi volátil mineral al que los árabes y los judíos denominaron inicialmente alcohol. Luego extendieron este nombre a todos los cuerpos reducidos a polvo muy fino; y más tarde se aplicó a lo que de más sutil y volátil tenían los cuerpos; a lo que pudiera llamarse su espíritu.

Así al ácido sulfúrico se le llamó alcool súlfuris (= espíritu del azufre), por considerarlo su quintaesencia; al aguardiente le llamaban alcool vini (= espíritu del vino). Al propio alcohol lo llaman en los textos medievales aqua vitae (agua de la vida), aqua vitis (agua de la vid), spíritus vivus (espíritu vivo) y spíritus vini (espíritu de vino o del vino). Ramón Llul (Raimundo Lulio) al alcohol reforzado mediante destilación sobre carbonato de potasa, que se utilizaba como excelente medicina, lo calificó de consolatio última córporis humani (el último, el más alto consuelo del cuerpo humano). La denominación de alcohol para lo que hoy conocemos como alcohol empezó a usarse en el siglo XVI, aunque no se conoció su constitución hasta 1808.

Antes de esto, el nombre de alcohol se usó para denominar el polvillo negro que empleaban las mujeres para ennegrecerse el borde de los párpados, que en un principio se obtenía de la estibina, de otros antimonios o de la galena, y que posteriormente se obtuvo con negro de humo perfumado. Era por tanto un afeite más. De ahí les viene el nombre de alcoholados o alcoholadas a las reses que tienen alrededor de los ojos el pelo o el cuero más oscuro. Y también de ahí que se llame alcoholar en los barcos a la operación de brear las costuras, feudas y cabezas de clavos después de calafatearlas. Y en la misma línea de significado está el de reducir una cosa a polvo finísimo.


En cuanto al alcoholismo, se define como intoxicación por el alcohol, en que se distingue la embriaguez ocasional o el trastorno temporal causado por el consumo abusivo de bebidas alcohólicas (alcoholismo agudo) y el estado producido por el repetido y continuado abuso del alcohol (alcoholismo crónico). La alcoholemia (alcohol más aima / háima = sangre) es la presencia de alcohol en la sangre. Es precisamente este hecho, el de que pase tan fácilmente a la sangre, el que determina su peligrosidad.


Y no es cosa exclusiva de nuestra cultura ni de esta época. El alcohol ha sido siempre compañero inseparable de la humanidad, y para nada bueno. En nuestra cultura aparece en el Génesis la primera borrachera, de Noé. Y más adelante las hijas de Lot emborracharon a su padre para acostarse con él y así tener descendencia. Pero eso no es más que el principio. Todos los pueblos de la tierra han obtenido alcohol de mil maneras y se han embriagado y han padecido la plaga del alcoholismo hasta el extremo de provocar este desorden la extinción de algunos de ellos.


LIBROS

COMO DEJAR EL ALCOHOL: NUEVAS SOLUCIONES PARA EL PROBLEMA DE LA BEBIDA
de FLETCHER, ANNE M.
Editorial:EDICIONES PAIDOS IBERICA 19.50 €

«Si eres una persona con problemas con el alcohol y te estás preguntando adónde acudir, lee este libro.» Del prólogo de Frederick F. GlaserPor fin alguien ha recurrido a los auténticos expertos: cientos de hombres y mujeres que han resuelto con éxito su problema con el alcoholismo. La autora de varios best-sellers Anne M. Fletcher les hizo una pregunta muy sencilla: ¿cómo lo conseguiste? Y el resultado es la primera guía totalmente imparcial sobre los problemas de los bebedores, un manual que rebate con inteligencia los más manidos tópicos sobre el alcoholismo y la desintoxicación.Fletcher desvela una verdad indiscutible: ningún camino para dejar de beber es igual de válido para todo el mundo, pues son muchas las fórmulas para superar el alcoholismo y no volver a caer en él. Cómo dejar el alcohol es un libro indispensable para todo aquel que haya luchado alguna vez contra la tentación de beber, haya tenido que tratar con alguien que sufre un problema de alcoholismo o se haya preguntado secretamente: “¿Bebo demasiado?”.