sábado, abril 26, 2008

LAS COSAS Y SUS NOMBRES : EBRO

EL REFRÁN

ARGA, EGA Y ARAGÓN, HACEN AL EBRO VARÓN

Todo gran río arterial es una realidad pluralísima; el río crece y se va haciendo con los numerosos afluentes que vierten en él sus aguas, procedentes de otras tierras. El río es de todos y para todos. Los ríos han forzado a menudo la política, uniendo países que se empeñaban en vivir separados.

EBRO

Es un misterio el primer origen de la palabra Ebro. Está claro que el más inmediato es íbero, una de las formas oblicuas del mismo nombre en latín y en griego. Está claro que en la forma latina íbero cayó la vocal postónica e, quedando íbro, que al abrirse la vocal inicial quedó finalmente en Ebro. Hasta aquí, el nombre no presenta ningún misterio. No está claro si el río dio nombre a los íberos, o fueron éstos los que se lo dieron al río. Si como es razonable sospechar, la raíz “ibr” significa por sí misma “río”, tendríamos que admitir que es el río el que manda, cosa por otra parte muy coherente, y es el que da nombre al pueblo. Porque nada más empezar la exploración del nombre geográfico Iberia y del respectivo gentilicio íbero nos encontramos con que estas denominaciones las comparte con buena parte de la península Ibérica y sus más antiguos pobladores, un pueblo del Cáucaso, situado en el alto valle del Kura. Esta región se llama Iberia, y sus habitantes, íberos. Y es probablemente el río Kura (1515 km) el responsable de esta denominación. De ella nos dejó constancia escrita el gran poeta latino Cayo Valerio, del siglo I de nuestra era.


Los griegos, empezando por los historiadores Herodoto y Tucídides (siglo V a de J.C.), hablan ya de los IbhreV (Ibéres) y de Ibhria (Ibería) para referirse tanto a los íberos del Cáucaso como a los de la península ibérica. Pero parece que el grupo “br” trae en las lenguas semíticas (y posiblemente no sólo en ellas) el significado de agua, pozo o río: en hebreo bor es la cisterna, bará es crear, ior es el nombre del Nilo y el genérico de río. Ibrahim en árabe y Abraham en hebreo, suena a nombre de río, agua, abundancia, bendición. Nada tendría de extraño que en su origen fuese la onomatopeya del río.

En fin, ahí está el misterio del nombre del Ebro. ¿Serían pues los íberos las gentes del río y de todo lo que éste significa por extensión? Cuesta distanciarse de la gran sentencia de Herodoto: Egipto es un don del Nilo. Y es que el gran protagonista es el río: lo único inmutable en la historia de Egipto, mientras se suceden en sus orillas pueblos y faraones y dinastías. Y por lo visto, del mismo modo que existen los hombres del mar, y los de las praderas, y los de las islas, y los del desierto, y los de la estepa, y los de los bosques y los de la selva, parece que una de las formas de cultura fue ser íberos, ser hombres de río. Que más antiguos tuvieron que ser en la historia de la humanidad los Hombres del Río que los luego celebérrimos Hombres del Mar que acabaron adueñándose del mundo.

Es muy posible que si antes no hubiese sido el Homo Agrícola un don del Río, nunca hubiese llegado a ser Egipto un don del Nilo. ¿Y eso fue porque se dedicó a contemplar al río? Pues ciertamente no, sino porque lo sacó de su cauce y lo canalizó; porque fue capaz de extender sus arterias hasta donde quiso, hasta construir con él el paisaje que le plugo, violentando su naturaleza. Porque antes de que fuese el mar el gran camino por el que circulaban hombres y mercancías, lo fue el río. Los íberos, quizás en un principio los Hombres del Río, constituyeron acaso en su momento una nueva forma de vivilización, que se distinguió por encima de todo porque supo domar al río y servirse de él.


¿Pero qué es realmente un río? Es un desaguador de las precipitaciones de una cuenca determinada. Un desagüe cuyo fin último es el mar. Tan desagüe que ríos como el Nilo o el Ebro, por citar sólo dos casos, realizan buena parte de su recorrido por tierras áridas a las que no aportan nada de la vida potencial que arrastran estérilmente hacia el mar. No aportan nada a no ser que los fuerce la mano del hombre, desviando sus aguas hacia donde puedan ser productivas. Sólo las precipitaciones sólidas se pueden retener para aliviar los estiajes. ¿Y de quién es esa agua? ¿Tiene algún sentido que culturas ibéricas, hábiles aprovechadoras de los ríos, se impongan restricciones que al final no tienen otro carácter que el estrictamente político-administrativo, y vacíen sus ríos en el estéril mar?

Mariano Arnal


Leyes de Murphy

Cuando su cuerpo esté sumergido en agua, sonará el teléfono.
Sonría... mañana será peor.
Cualquier programa, cuando funciona, ya es obsoleto.
Si no puede convencerlos, confúndalos.
Las oportunidades se presentan en el momento menos oportuno.
Nada más sentarse a tomar un café recién hecho, el jefe le pedirá algo que lo mantendrá ocupado hasta que el café se enfríe.
Nada es tan malo, que no pueda empeorar.
La otra cola avanza con más rapidez. Si cambia de cola, la que acaba de abandonar empezará a avanzar mas rápidamente que la suya.
Volver a la cola inicial perturba a ambas colas y molesta a todo el mundo.

Leyes de los discípulos de Murphy

Nunca repita un experimento que ha tenido éxito. Ley de Fett
Nunca cause un problema para el que no tenga solución. Regla de Burke
Nunca cambie sus planes a causa del tiempo. Ley de Kent
No importa de que lado de la puerta se encuentra el gato o el perro, es el lado equivocado. Ley sobre animales domésticos
Ningún experimento constituye un fracaso completo; siempre puede servir como ejemplo de lo que no debe hacerse. El factor futilidad
Murphy era un optimista. Comentario de O'Toole



MÚSICA : Cafe del Mar Chillout song
Lux (Northern Lights)




Publicado en la edición de El Almanaque Nº 3128 Jueves 24 de Abril de 2008