lunes, febrero 18, 2008

LAS COSAS Y SUS NOMBRES : ALERGIA

LAS COSAS Y SUS NOMBRES

ALERGIA

Es tan extraña la palabra como la disfunción a la que se refiere. La creó en 1906 Von Pirquet, el médico austríaco que se especializó en el estudio de las reacciones del organismo frente a diversas sustancias, en especial los antígenos microbianos. Constató que algunas enfermedades, en especial del aparato respiratorio y de la piel, provenían de alteraciones de la capacidad de reacción del organismo ante determinadas sustancias. A este fenómeno lo llamó alergia. Formó la palabra a partir del adjetivo alloV (ál.los) (en femenino allh (ál.le), que significa “otro” (en latín, alius, a, um), más el sustantivo ergon (érgon), trabajo, que en composición puede adoptar la forma -ergia (-érgia), como en sunergia (synerguía), de la que proceden las palabras energía y sinergia. Significa, pues, alergia, según la intención de su autor, “otro trabajo”, o “forma distinta de trabajar”, en este caso de reaccionar.

La palabra y el concepto de alergia se han divulgado de tal modo, que forman parte del léxico corriente. Con una adaptación, claro está, a las formas de comprensión y expresión coloquiales. Así, solemos llamar alergias al conjunto de fenómenos de carácter respiratorio, nervioso o eruptivo producidos por la absorción de ciertas sustancias que dan al organismo una sensibilidad especial ante una nueva acción de tales sustancias aun en cantidades mínimas (Dic. Labor de terminología de Ciencias Médicas). Lo propio sería aplicarles el adjetivo alérgico o alérgica a las afecciones que tienen este origen; pero hemos preferido simplificar, asignándoles directamente el nombre de alergias.

Los fenómenos que hoy englobamos bajo este nombre, se llamaron antes anafilácticos. y a decir verdad era bastante más explícita esta palabra. Llamaban anafilaxis al estado de hipersensibilidad o de reacción exagerada a la nueva introducción de una sustancia extraña, que al ser administrada por primera vez provocó reacción escasa o nula. Es una defensa (julaxiV / fyláxis)) exagerada. Se trata de una anomalía respecto al habitual comportamiento del organismo, que cuando ha padecido y superado una enfermedad, o cuando se le han inoculado los gérmenes de la misma en forma de vacuna, se aprende la lección y no se deja atacar de nuevo por los mismos agentes. Ha creado las defensas (julaxiV / fyláxis)) adecuadas. Las enfermedades o afecciones anafilácticas son aquellas en que del primer contacto con una sustancia no se sigue en los sucesivos la defensa convencional, sino una reacción desproporcionada, una hipersensibilidad que produce diversos estados morbosos.

Cuando hablamos de tener alergia o ser alérgico a algo, usado también en sentido metafórico para referirnos a cosas que nada tienen que ver con la salud, expresamos que somos especialmente sensibles a la sustancia, a la persona o al asunto en cuestión; y que el solo hecho de oírlo nombrar nos enferma; que antes eso no tenemos defensas.

En el largo proceso de la humanidad por descubrir las causas de sus dolencias (a eso le llaman en medicina etiología = ciencia de las causas; aitia (atía) es “causa”), la alergia es el último eslabón misterioso de una larga cadena de fenómenos que se era incapaz de relacionar con las enfermedades. Desde los primeros versos de la Ilíada nos encontramos con la peste, un castigo de Apolo, el que hiere de lejos, para vengar el ultraje hecho a su sacerdote. Pasaron algo más de dos mil años antes de averiguar que no eran los dioses, sino las ratas las que transportaban la enfermedad de un lugar a otro. Pero no habíamos tocado fondo con el descubrimiento de los virus y demás transmisores de enfermedades. Algunas de éstas se producen por una errónea reacción del cuerpo ante sustancias que en condiciones normales no debieran ser nocivas. Un trabajo erróneo del organismo. Esas son las alergias.

Mariano Arnal
LÉXICO

MEDICINA Y SALUD

Alergias I

El invierno va dando sus últimos coletazos. Ya nos vamos poniendo un poco más fresquitos. Todavía tenemos que ir con cuidado porque el invierno aún puede hacer de las suyas. Pero, la estación de las flores se va acercando, ya se ven las primeras flores. La primavera nos trae de nuevo la alegría, pero también la alergia. Si bien es cierto que hay personas que padecen de algún tipo de alergia, durante prácticamente todo el año, los alérgicos se multiplican en esta estación del año.

Así es que, como decía aquel que, "más vale prevenir que curar", en lo que podamos desde casa, podríamos pensar en algunos remedios que nos aliviaran los síntomas de la alergia. Muy posiblemente, y como es un problema que llevas arrastrando desde hace tiempo, ya tendrás todo un arsenal terapéutico preparado para utilizar cuando se acerca la época crítica, toma nota porque como decía el otro "el saber no ocupa lugar".

Por extraño que parezca, un "brebaje" que puede ayudarnos a la hora de aliviar la alergia y los estornudos, es la decocción de regaliz. Sí, porque el regaliz es mucho más que una golosina, es una planta especialmente indicada para los problemas alérgicos. Esto no es nada nuevo, o un "invento" de hace cuatro días, no. Los egipcios, desde hace por lo menos 3.000 años, consideraban al regaliz como un auténtico medicamento. Por citar algo más, podemos decir que la Medicina China tradicional utiliza esta planta para tratar la hepatitis, la ictericia, los vómitos, las inflamaciones, el estreñimiento... y cómo no, de antialérgico.
Pero, volvamos al tema de las alergias y a la decocción de regaliz. Hierve un puñadito de raíz de regaliz troceada (30 gramos) en un litro de agua durante unos 5 minutos. Fíltralo y guárdalo en una botella. Cuando comiences a sentir los primeros síntomas, tómate una cucharadita de la decocción tres veces al día durante seis días -día sí, día no-. Abstente de preparar este remedio si eres hipertenso.

Si no te ha parecido lo suficientemente dulce este remedio, no te pierdas el que viene ahora. Curiosamente la miel, el producto de las flores y el polen, ha sido utilizada desde la "noche de los tiempos" para combatir los síntomas de las alergias. Puedes tomar una cucharada sopera de miel cada mañana. De esta manera reforzarás tu organismo frente a los ataques externos gracias a sus propiedades antibacterianas.

Pero, vamos a ver como podemos tratar los síntomas más típicos de las alergias primaverales. Por ejemplo, empecemos primero por esa típica nariz tapada o "moqueante", ¿qué podemos hacer? Bueno, añade unas cuantas hojas de gordolobo en agua hirviendo y haz vahos cubriéndote la cabeza con una toalla. Hablando de nariz, metámosnos con la mucosidad. Prepárate una buena infusión, añadiéndote una cucharadita de llantén mayor en una taza de agua hirviendo y fíltrala. Toma tres tazas al día mientras duren los síntomas.


¿Y cuando pican los ojos y los tienes inflamados? Empapa en agua fría dos bolsitas de manzanilla y colócatelas sobre los ojos, durante unos diez minutos. ¿Qué se puede hacer para aliviar la irritación de garganta y la tos? Hazte una crema de membrillo, miel, y zumo de limón, verás como te suavizará rápidamente la garganta.

Cercanos a la primavera, las alergias típicas de la época, la rinitis alérgica, el asma, no hacen distinción entre sexos. Afectan por igual a hombres y mujeres. Sin embargo existen otras reacciones alérgicas, que afectan especialmente a la piel, que son muchos más frecuentes entre el sexo femenino. Podríamos hablar de "alergias femeninas".


Publicado en la edición de El Almanaque Nº 3063 Lunes 18 de Febrero de 2008