viernes, marzo 14, 2008

LAS COSAS Y SUS NOMBRES : ESPOSO - ESPOSA

¿NOVIOS, AMIGOS O SIMPLE ROLLO?

Cuando la sociedad únicamente admitía como relación lícita entre los jóvenes aquella que se orientaba al matrimonio, esta relación estaba sujeta a unas formalidades de las que no se podía huir, so pena de grave rechazo social. La defensa de los valores era implacable. Todo el mundo tenía asumido el código de costumbres y su valoración moral, por lo que la misma sociedad se había constituido en su mejor garante. El simple seguimiento del léxico referente a las relaciones prematrimoniales nos pone sobre la pista de lo que fueron las cosas. "Pedir relaciones" era ya un primer paso.

En las sociedades en que la mujer tenía menos libertad, era al padre a quien había que pedírselas. Pero en los lugares y en las épocas en que se reconoció a la mujer el derecho sobre sí misma (fue de todos modos un proceso lento), era a ésta a quien había que pedirle relaciones.

Era bastante frecuente, en la misma Roma, que los padres concertaran por su cuenta el matrimonio de los hijos. Valga como ejemplo el que concertó santa Mónica, madre de san Agustín para su hijo, porque era un bala perdida y lo quería atar con el matrimonio. El que le concertó fue con una niña de dos años (por supuesto para cuando ésta llegara a la edad núbil).


La literatura española nos da suficientes muestras de las ceremonias de "pedida" y del "anillo de pedida". Es en el protagonismo de los padres donde estas ceremonias tienen todo su sentido y esplendor. Había un minucioso ritual laico que podía llegar a ser tan complicado como para hacer intervenir al notario, ya que formaba parte de esta ceremonia (y no la del matrimonio) la fijación de las arras, de los ajustes, de las dotes, de las donaciones propter nuptias, de las relaciones esponsalicias, de las cédulas matrimoniales. Es que "ajustar un matrimonio" (esta expresión aún está en vigor, aunque no con su antiguo contenido) afectaba seriamente al patrimonio de las respectivas familias de los contrayentes, por lo que no se trataba tan sólo de que diesen su aprobación, sino de que detrajeran del patrimonio único de toda la familia las aportaciones que hicieran posible la avenencia; es que los contrayentes no disponían de nada en absoluto, ni siquiera de su fuerza de trabajo, que pertenecía íntegra a la familia.

La revolución industrial rompió la caja única familiar, con lo que cayó sola la autoridad paterna. Desde el momento en que los futuros esposos se fueron a trabajar fuera de la unidad familiar para aportar a ella el dinero en efectivo de sus sueldos, empezó la decadencia de la autoridad paterna. Pedían los hijos el consentimiento al padre; pero éste no tenía fuerza moral para negarlo o para orientar la boda según sus preferencias.

El paso siguiente fue quedarse cada uno su sueldo, y administrárselo por su cuenta. Desaparecieron los esponsales y las peticiones de mano, que siguió practicando únicamente la aristocracia. Desaparecidos los ritos en que se sostenían las costumbres, éstas cayeron en picado: fuera del control de los padres, se devaluaron los noviazgos (se siguieron manteniendo los nombres de novio y novia); pero aún este nombre le caía muy estrecho al tipo de relación que se mantenía, y sobre todo a su finalidad, que dejó de ser únicamente el matrimonio. Amigos y amigas pasaron a llamarse los que formaban pareja, y más recientemente "mi pareja" (con la correspondiente variación del adjetivo posesivo; de género epiceno).

Eso en las parejas "formales". Hasta llegar al inefable rollo (con cualquier determinante), que es lo que hoy más se lleva.EL ALMANAQUE examina hoy el grupo léxico en torno a esposo - esposa.

ESPOSA – ESPOSO

Spóndeo, spondere, spopondi, sponsum es el verbo latino del que proceden las palabras sponsus, sponsa y sponsalia, cuya evidente traducción es esposo, esposa y esponsales. Nos ayuda a situar su significado original, el saber que el verbo respondeo, respondere, respondi, responsum, que hemos traducido como responder, es derivado de spóndeo, y que de él derivan responsable (cuya forma latina es responsalis = fiador, el que responde por otro) y responsabilidad.

El significado de spóndeo es prometer solemnemente (en las formas jurídicas) en favor de alguien; constituirse en fiador, garantía o caución de alguien; obligarse; comprometerse. Spondere fidem alicui es prometer fidelidad a alguien; spondere pacem, comprometerse a firmar la paz; spondes’n ergo filiam tuam mihi uxorem dari? = ¿te comprometes, pues, a darme a tu hija por esposa? (Plauto).

El sustantivo sponsio, sponsionis acaba de darnos idea del significado que hay tras las palabras sponsus y sponsa. En efecto, como sustantivación que es de spóndeo, significa solemne compromiso de palabra, promesa, garantía. Sponsio appellatur omnis stipulatio promissioque = sponsio se llama toda estipulación y promesa, decía Cicerón.

Entre los significados de spóndeo está, naturalmente, el de prometer en matrimonio, prometer por esposa (el sujeto del verbo es obviamente el padre de la desposada, o sea, de la prometida); de ahí deriva el sustantivo sponsalia, con el que se denominan los esponsales propiamente dichos, es decir la ceremonia en que se adquiere el compromiso matrimonial, la fiesta y el banquete de boda; y los regalos de boda.

Para los esponsales tenemos otra palabra que ha quedado fijada en el arte como desposorios. Así se llama (en plural, igual que los esponsales) a los cuadros referidos a la promesa de matrimonio de la Virgen María con san José. Y en consonancia con todo ello, sponsa es la prometida, la futura esposa; sponsus, us, la promesa, el compromiso, la fianza; y sponsus, i, el esposo, es decir el que se ha comprometido a casarse. Sponsum, i (neutro) es el compromiso, la cosa prometida. Y finalmente sponsor (recordemos el uso que se hace hoy de este término) es el fiador, el garante; y el connubii sponsor o coniugii sponsor, es el que da palabra de casamiento. A juzgar por el título original de la novela de Alessandro Manzoni, I promessi sposi, en el italiano culto al menos, sposo es un sinónimo y una redundancia de promesso; todas las traducciones la titulan "Los novios".

Pero parece que en la misma Roma, que es la creadora de todo este grupo léxico, no siempre se mantuvo la distancia suficiente entre el compromiso y la boda: de ahí que encontremos en Cicerón que sponsalia valga tanto para denominar los esponsales como las fiestas y el banquete de la boda. Y en esa confusión hemos avanzado hasta destinar finalmente todas las palabras de este grupo (esposa, esposo, desposorio, esponsales) a lo relacionado con la boda y el matrimonio (exceptuado el anglicismo sponsor, que hemos transcrito como "espónsor"); de ahí que hayamos tenido que recurrir a otros términos como compromiso, pedida (anillo de pedida) prometida, prometido, novio, novia, relaciones, relaciones esponsalicias, ajustes y algunos términos más que se llevó la historia, para designar las relaciones prematrimoniales (término al que le damos hoy un significado distinto del que siempre tuvo).

AMOR ADULTO

SI QUIERES SER UN BUEN PADRE, SÉ UN BUEN ESPOSO

En el último libro del italiano Piero Ferruci, "Nuestros maestros los niños" él dice:

- "Ha hecho falta tiempo, pero al final me he dado cuenta: la relación con mis hijos pasa a través de la relación con mi mujer. No puedo tener con ellos una buena relación si mi relación con ella no es buena".La experiencia clínica de Ferruci le ha demostrado que "cada ser humano es el resultado de la relación entre dos individuos: su padre y su madre. Y esa relación sigue viviendo dentro de cada uno como una armonía bellísima o como una laceración dolorosa. La relación entre nuestros progenitores -dice Ferruci- nos constituye en lo que somos. Un niño siente con todo su ser la relación entre sus progenitores, sea cual sea, la siente en sí mismo. Si la relación está envenenada, el veneno circulará por su organismo. Si la atmósfera no es armoniosa, crecerá en la disonancia. Si está llena de ansias e inseguridades, también su futuro será incierto".

La conclusión entonces parece clara: si quieres ser un buen padre, sé un gran marido. Si quieres ser una buena madre, sé una gran compañera para tu marido. Esto que parece simple, en la práctica no lo es. ¿Por qué? Ferruci responde en primera persona, con gran humildad:

- "A veces he olvidado esta realidad. He tenido demasiada confianza. Sabiendo que nuestra relación va bien, la he dejado allí". Abandonada la relación a su propia suerte, pronto aparecen los disgustos, las recriminaciones.

Cuando un matrimonio reacciona a tiempo y recupera lo bello de su amor, los primeros en darse cuenta son los hijos. Y cuenta su propia experiencia, después de una temporada en que, obsesionado por escribir sus libros, comenzó a levantarse a las 5 de la mañana y a pasar el día rabiando por el ruido y las interrupciones:

- "Comencé a sentirme deprimido, algo no andaba bien. Al fin comprendí lo que sabía pero no quería admitir. El orden de mis prioridades estaba equivocado.

Decidí devolver a mi mujer, un marido que no se cayera de sueño. Después ocurrió algo sutil y sorprendente. Mejoró la relación entre nosotros. No es que fuese una relación mala, pero había algo que no me gustaba. A menudo yo era descortés con ella y hablaba conmigo como si mi esposa no existiera; la ignoraba como el machista más encallecido. Después lo he entendido: Era mi actitud hacia mi esposa; ella yo quien la transformaba en una sombra. Por fortuna me di cuenta a tiempo".
¿Cómo mantener y mejorar constantemente la relación conyugal? Este autor italiano es un gran romántico y cree que la fuente de amor para los esposos radica en el recuerdo de sus mejores momentos.

- "Al contrario de lo que muchos piensan, yo creo que el hecho de enamorarse es el instante más auténtico de la relación entre dos personas; es cuando ellas ven que todas las posibilidades se abren ante ellas, cuando tocan la esencia y belleza del amor. Ante los ojos de mi mente desfilan nuestros momentos más luminosos: el primer paseo juntos, la decisión de casarnos una tarde en un día de lluvia. Todo eso es el origen, la fuente: el lugar en que todo va bien y es perfecto. Resulta positivo regresar de vez en cuando a los orígenes y beber de aquella fuente de agua pura".

Tomado de: Nuestros maestros los niños de Piero Ferruci


HUMOR

LA ESPOSA Y LA AMANTE

Una pareja de esposos estaba cenando en un restaurante cuando observó que entró un amigo común acompañado por una desconocida. La señora le comenta a su marido:
-- Ese que entró es Julián, pero esa no es su esposa...
-- No, es una amante que él tiene. Ante la impertubable y categórica respuesta de su marido, la mujer comienza a criticar al amigo de ambos y el esposo la para en seco, diciéndole:
-- No te metas en esos asuntos; deja que los otros vivan su vida. La pareja continuó cenando y, de pronto, se acercó a ellos una hermosa chica, muy guapa, que le dice al marido:
-- Oye, me dejaste esperando ayer...
-- Sí se me presentó un problema. Pero yo paso por tu casa hoy.
-- Bien, nos vemos. La joven se retiró ante el asombro de la esposa, quien la emprendió contra su marido:
-- Y esa ¿quién es?.
-- Esa es mi amante!! La mujer se puso furiosa. Parecía el mismo demonio en persona y comenzó a insultar a su marido exigiendole hasta el divorcio.
-- No hay problema, yo te doy el divorcio. Pero recuerda que la casa, el automóvil y el negocio están a mi nombre. También vete olvidando de los viajes a Europa y de las tarjetas de crédito, el terapeuta, las compras en Nueva York, la casa de Acapulco, tu BMW, el chofer y la pensión de tu mamá...

Entonces la mujer se calmó y tras analizar la situación, le dijo cariñosamente a su esposo:
--¿Cierto que la amante de nosotros es más bonita que la de Julián?.

Publicado en la edición El Almanaque Nº 3088 Viernes 14 de Marzo de 2008

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