CALENDARIO CHINO
Las sociedades desarrolladas se distinguen por su alto índice de producción frente a un bajo índice de reproducción, lo que genera un vacío demográfico que succiona con fuerza los excedentes demográficos de regiones más pobres y más prolíficas.
De ahí resulta una mezcla de culturas que contribuye a un fructífero conocimiento recíproco. Forman parte de nuestro paisaje urbano los restaurantes chinos, que son la actividad más notoria de este pueblo inmenso en nuestros lares. Gracias a los magníficos calendarios que editan, síntesis del calendario chino y del occidental, tenemos un cierto conocimiento de cuáles son las coordenadas en que se mueve el calendario chino.
Lo que más nos llama la atención a los occidentales no es tanto su sistema de contar los meses y los años, que se parece bastante al nuestro, incluidas las técnicas para fijar la sucesión de años bisiestos (lo hacen mediante la intercalación de un mes lunar según el ciclo de Metón de 19 años, ya nombrado en relación con otros calendarios). Lo más llamativo para los occidentales, y lo que más promocionan de su calendario (propiamente almanaque), es su horóscopo.
Pero antes de pasar a él, he aquí unos cuantos datos sobre las singularidades del calendario chino: su año es lunar, compuesto de 12 meses equivalentes a otras tantas lunaciones, de 29 y 30 días, con la adición de una lunación más en los años “bisiestos”. Por las referencias de que se dispone, en el siglo XII a. de J.C. tenían el calendaro en la situación en que se encontró Julio César más de mil años más tarde el calendario romano, y abordaban la reforma que en nuestro calendario llamamos juliana, y que se refiere a la introducción de los años bisiestos para corregir el diferencial de un día y algo más cada cuatro años. La fecha de la que arranca el calendario chino es el año 2697 a. de J.C.
Eso significa que hemos de añadir esa cifra al año que marca nuestro calendario para saber en qué año están los chinos. El año empieza cuando el sol entra en piscis; ese mes tendrá el nombre de primero del año (los nombre de los meses son ordinales, como la mayoría de los antiguos meses romanos). Siendo lunar la cultura china, celebran los novilunios y los plenilunios; y cuando añaden una lunación más al año, lo celebran con unos festejos y rituales especiales.
En vez de nuestro gran ciclo de cien años (el siglo), tienen el ciclo de 60 años (relacionado con un determinado número de lunaciones) que celebran con grandes festejos. Con esta celebración se inicia realmente un nuevo ciclo y vuelve a iniciarse la numeración de los meses. Los meses están divididos en dos partes, que se cuentan por el tiempo que tarda el sol en avanzar desde el principio a la mitad de cada signo zodiacal, y desde aquí al final. El mes lunar lo dividen en tres “semanas” de 10 días cada una.
Los días 1, 11 y 21 son considerados días especialmente faustos. Los días se denominan por su ordinal (de hecho igual que nosotros, si hablásemos con estricta propiedad). El día chino empieza a medianoche, y está dividido en 12 partes llamadas schi. Cada schi consta por tanto de dos horas. Cada schi consta de 8 ko, es decir de 8 cuartos de hora; y cada ko consta de 15 feu ( = minutos).
Respecto al horóscopo chino consta, como el nuestro, de 12 casas o eras que son: la del dragón, la de la serpiente, la del caballo, la del carnero (única coincidencia de signo con el “occidental”), la del mono, la del gallo, la del perro, la del cerdo, la de la rata, la del buey, la del tigre y la del conejo. El reinado de cada signo dura un año, y no vuelve hasta haber dado la vuelta todo el zodíaco. Así, fueron años del dragón el 1940, 1952, 1964, 1976, 1988, 2000; y lo serán el 2012, etc. De la serpiente, el 1941, el 1953, el 1965, el 1977, el 1989; y lo es el año 2001, etc. Cada uno está bajo el dominio del signo del año en que nació, y vuelve a estar en ese signo cada 12 años. A partir de estos cálculos, que se vienen haciendo desde milenios, determinan los chinos la suerte de cada uno.
De ahí resulta una mezcla de culturas que contribuye a un fructífero conocimiento recíproco. Forman parte de nuestro paisaje urbano los restaurantes chinos, que son la actividad más notoria de este pueblo inmenso en nuestros lares. Gracias a los magníficos calendarios que editan, síntesis del calendario chino y del occidental, tenemos un cierto conocimiento de cuáles son las coordenadas en que se mueve el calendario chino.
Lo que más nos llama la atención a los occidentales no es tanto su sistema de contar los meses y los años, que se parece bastante al nuestro, incluidas las técnicas para fijar la sucesión de años bisiestos (lo hacen mediante la intercalación de un mes lunar según el ciclo de Metón de 19 años, ya nombrado en relación con otros calendarios). Lo más llamativo para los occidentales, y lo que más promocionan de su calendario (propiamente almanaque), es su horóscopo.
Pero antes de pasar a él, he aquí unos cuantos datos sobre las singularidades del calendario chino: su año es lunar, compuesto de 12 meses equivalentes a otras tantas lunaciones, de 29 y 30 días, con la adición de una lunación más en los años “bisiestos”. Por las referencias de que se dispone, en el siglo XII a. de J.C. tenían el calendaro en la situación en que se encontró Julio César más de mil años más tarde el calendario romano, y abordaban la reforma que en nuestro calendario llamamos juliana, y que se refiere a la introducción de los años bisiestos para corregir el diferencial de un día y algo más cada cuatro años. La fecha de la que arranca el calendario chino es el año 2697 a. de J.C.
Eso significa que hemos de añadir esa cifra al año que marca nuestro calendario para saber en qué año están los chinos. El año empieza cuando el sol entra en piscis; ese mes tendrá el nombre de primero del año (los nombre de los meses son ordinales, como la mayoría de los antiguos meses romanos). Siendo lunar la cultura china, celebran los novilunios y los plenilunios; y cuando añaden una lunación más al año, lo celebran con unos festejos y rituales especiales.
En vez de nuestro gran ciclo de cien años (el siglo), tienen el ciclo de 60 años (relacionado con un determinado número de lunaciones) que celebran con grandes festejos. Con esta celebración se inicia realmente un nuevo ciclo y vuelve a iniciarse la numeración de los meses. Los meses están divididos en dos partes, que se cuentan por el tiempo que tarda el sol en avanzar desde el principio a la mitad de cada signo zodiacal, y desde aquí al final. El mes lunar lo dividen en tres “semanas” de 10 días cada una.
Los días 1, 11 y 21 son considerados días especialmente faustos. Los días se denominan por su ordinal (de hecho igual que nosotros, si hablásemos con estricta propiedad). El día chino empieza a medianoche, y está dividido en 12 partes llamadas schi. Cada schi consta por tanto de dos horas. Cada schi consta de 8 ko, es decir de 8 cuartos de hora; y cada ko consta de 15 feu ( = minutos).
Respecto al horóscopo chino consta, como el nuestro, de 12 casas o eras que son: la del dragón, la de la serpiente, la del caballo, la del carnero (única coincidencia de signo con el “occidental”), la del mono, la del gallo, la del perro, la del cerdo, la de la rata, la del buey, la del tigre y la del conejo. El reinado de cada signo dura un año, y no vuelve hasta haber dado la vuelta todo el zodíaco. Así, fueron años del dragón el 1940, 1952, 1964, 1976, 1988, 2000; y lo serán el 2012, etc. De la serpiente, el 1941, el 1953, el 1965, el 1977, el 1989; y lo es el año 2001, etc. Cada uno está bajo el dominio del signo del año en que nació, y vuelve a estar en ese signo cada 12 años. A partir de estos cálculos, que se vienen haciendo desde milenios, determinan los chinos la suerte de cada uno.
El 7 de febrero los chinos festejan el año nuevo
El Año Nuevo Chino está basado en el calendario lunar utilizado tradicionalmente en China.
Según el calendario chino, la celebración de un nuevo año cae en general, a la segunda luna nueva luego del solsticio de invierno boreal (21 de diciembre).
Los signos del horóscopo oriental
MÁS INFORMACIÓN http://www.elalmanaque.com/Calendarios/
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Artículo publicado en la edición de El Almanaque Nº 3049 Lunes 4 de Febrero de 2008
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