LA SEMANA SANTA DÍA A DÍA - MARTES SANTO
Poner al Hijo en cruz, abierto el seno, sacrificarlo porque yo no muera, prueba es, mi Dios, de amor muy verdadera, mostraros para mí de amor tan lleno.
Así empiezan los oficios litúrgicos de hoy, que se caracterizan por el inicio del canto de la Lamentaciones de Jeremías, en que se profetiza la desolación y el dolor de Jerusalén a causa de los pecados del pueblo. “O vos omnes qui transitis per víam, ¡Oh vosotros, todos los que pasáis por el camino, mirad y ved si hay dolor semejante a mi dolor, con el que el Señor me ha herido en el día de su ardiente cólera!”. Éste es el lamento profundo de la iglesia por la Pasión y Muerte de Cristo. Y la piedad popular añade los Dolores y las Angustias de su santa Madre.
En la misa de hoy se lee la Pasión según san Marcos. En los monasterios y en las iglesias que cuentan con un mínimo de tres celebrantes, se canta la Pasión en una forma litúrgicamente escenificada: el celebrante principal representa a Jesús y canta los textos en que éste habla; el diácono ejerce de narrador y lleva el peso mayor; el subdiácono canta los textos que corresponden a los demás personajes y al pueblo: “Tolle, tolle, crucifige eum: Quita, quita, crucifícalo”.
La abundancia de hermandades y cofradías, y sobre todo la fusión de muchas de éstas, ha dado lugar a la acumulación de Pasos bellísimos y con una larga historia, que han de ir saliendo estos días de menor intensidad.
TRADICIONES
Trado, tradidi, tráditum es un verbo compuesto del prefijo trans (a través de), más el verbo do, dedi, datum (dar). Significa por tanto, hacer pasar algo a manos de otro, transmitir, entregar. Alicui hereditatem tradere, transmitir a uno una herencia. Per manus tradere, pasar de mano en mano. Memoriam posteris tradere, transmitir el recuerdo a la posteridad. Del sustantivo traditio sale nuestra palabra tradición.
En español esta palabra suena muy cerca de "traición"; no es responsable el latín de esta afinidad fonética. Prodo, pródidi, próditum (poner delante, descubrir, delatar) es el verbo del que deriva proditio (traición) y proditor (traidor); sí es responsabilidad del latín en cambio, que en un tramo de su significado, los verbos prodere y tradere sean intercambiables. Pero no son intercambiables los significados de los sustantivos traditio y proditio; traditor y proditor. Es digna de mención la sinonimia entre "traidor" y "judas". Judas, el que "vendió" a Jesús, se convirtió en el paradigma de la traición, añadiendo al concepto de traición el de "venta".
Algún día tendremos que preguntarnos por qué unas tradiciones se mantienen persistentes y vigorosas, mientras otras se van apagando. La Semana Santa, que en términos generales constituye la mayor escenificación de duelo, diversificada en tantas formas como pueblos y culturas, con una tradición de siglos a sus espaldas, se consolida cada vez más, a pesar de que en ella se contienen elementos que escapan del todo a nuestra racionalísima y ultrapragmática concepción de la vida; frente a esta "ritualización" del duelo colectivo, se desmantela el duelo privado por cada difunto. Cada muerto es cosa de su familia: se ha acabado ya la participación de todo el pueblo en el duelo de cada una de sus familias. Cada una que llore a sus muertos, si le queda tiempo para ello. Y que no haga demasiado ruido.
Es reconfortante comprobar cómo cobran fuerza y se consolidan tradiciones religioso-folklóricas en un sustrato totalmente popular, sin intervención ni de la Iglesia ni del Estado. Y que es tal el pósito de valores resistentes y persistentes que contienen esas tradiciones, que vienen a constituir el cimiento más sólido de la vertebración de la sociedad. Son tradiciones que se sostienen y prosperan porque en ellas está, nadie sabe cómo, pero está, el alma del pueblo. Y constituyen todas ellas un mosaico variopinto en toda la geografía española (y en toda la geografía europea, ahora que vamos para europeos), y tienen una virtud singularísima: y es que siendo como son hechos diferenciales inequívocos, no sólo no aportan ni un gramo al instinto separatista exclusivista y ventajista con que los políticos manipulan todo hecho diferencial, sino que por el contrario constituyen una sólida aportación a la solidaridad de todos los pueblos y de todas las culturas que conviven en un mismo territorio.
Y es aleccionador constatar cómo han ido decayendo por el contrario las formas de celebración de la Semana Santa reglamentadas e institucionalizadas por la Iglesia.
LAS COSAS Y SUS NOMBRES
INDULGENCIA
Esta palabra es mucho más cristiana que la penitencia (sobre todo expresada en latín): hace referencia a la benignidad, a la tolerancia, a la condescendencia, y en última instancia al perdón. Una vez más, se fuerza el significado en una de sus direcciones, y no la más relevante. Cuando la indulgencia llega al perdón, es porque no se ha ejercido en su momento, porque ha llegado tarde. Si se ejerce a tiempo la comprensión, la tolerancia, la benignidad, no se llega al juicio ni a la condena, y por tanto no ha lugar al perdón.
Las indulgencias (más que la indulgencia) forman parte del sistema penal o penitencial de la iglesia, que tiene su culminación en la Semana Santa, cuya prolongación es la Cuaresma. En ellas se celebra y se corteja a la mortificación y a la muerte con tanto dramatismo, porque siendo la máxima expresión de la pena (la pena máxima), son las que mayormente pueden inclinar a la iglesia a la indulgencia y al perdón. Se apela a la Pasión y a la Muerte de Cristo como el justiprecio de todos los pecados del mundo, un precio al que se asocia el penitente para atraer sobre sí la indulgencia.
El significado del término latino indulgentia lo tenemos patente en la fórmula de la bendición pontifical: Indulgentiam, absolutionem et remissionem peccatorum, indulgencia, absolución y remisión de los pecados. Tres sinónimos situados en el mismo plano y que abarcan solidariamente todo el campo léxico en el que se expresa el perdón, es decir que cuando hablamos de indulgencia, estamos hablando de perdón, y éste se genera a partir de una situación de condenado, de reo, que en lenguaje eclesiástico se llama penitente. Pero cuando llega la palabra al bajo latín, ha perdido ya buena parte de su alma, que conservamos en el adjetivo indulgente. En efecto, en el latín clásico pertenece a este ámbito significativo, del que el perdón es sólo un corolario.
Cuando la iglesia incorporó esta palabra a su léxico, lo hizo con la significación que tenía en latín porque eso es lo evangélico: la tolerancia, la comprensión, la disposición al diálogo, la condescendencia. Ese fue el ejemplo de Jesús, al que los escribas y fariseos acusaban de juntarse con pecadores de toda ralea. Y triunfó en la mayoría de los casos. Jesús sabía de la mala índole y de las malas intenciones de Judas, pero siguió apostando por él hasta el final, siguió siendo indulgente con él hasta el beso de la traición.
Pero desde el momento en que aceptó administrar justicia en nombre de Dios y del rey (o del emperador, o del príncipe), dejó la indulgencia para después de la justicia, despojándola de lo que tenía de más cristiano; con lo que quedó reducida a simple trámite administrativo, el del perdón. Por eso ha venido a ser sinónimo de perdón y absolución (indulgentiam, absolutionem et remissionem peccatorum).
Pero ese fue sólo el primer paso de la conversión de tan noble virtud en cosa administrativa. Al existir todo un sistema de penitencias, acabó articulándose en paralelo un bien administrado sistema de indulgencias.
Mariano Arnal LÉXICO
Una chispa de humor cada dia para alegrarte el ánimo.
Frases hechas - Tonto de capirote
Expresión burlesca que se aplica a la persona muy necia e incapaz. El maestro Gonzalo Correas, en su Vocabulario de refranes, incluye la expresión bobo de capirote, diciendo que los bobos de esta clase son llamados así porque es común ponerles un capirote por burla.
En este sentido, el capirote es un cucurucho de cartón cubierto de tela que llevaban en la cabeza los disciplinantes en las procesiones de cuaresma y llevan actualmente los que van a las de Semana Santa. Unamuno, en un artículo publicado en 1923, decía que tonto de capirote "es el que con un capirote o bonete puntiagudo hace de tonto en las fiestas.
Es un tonto de alquiler y casi oficial". Pero no con poca razón el maestro Covarrubias señala que la palabra capirote no se refiere sólo al que llevaban los disciplinantes y se pone a los bobos, sino que es una cobertura de la cabeza de muy diferentes tipos, y utilizada con frecuencia por los médicos, los colegiales y universitarios, entre otros. Así pues, tonto de capirote es tanto como decir tonto graduado y que puede llevar el distintivo o capirote de doctor.
Música de Semana Santa
La Saeta Rocio Jurado Montage 1992-1996
Música EL ALMANAQUE & LA CASA DEL LIBRO
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Publicado en la edición El Almanaque Nº 3092 Martes 18 de Marzo de 2008
martes, marzo 18, 2008
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