LA PIEDRA DEL SOL
El Museo Nacional de México guarda como una de sus más preciadas joyas la Piedra del Sol, el calendario azteca que estuvo religiosamente guardado en la base de la torre occidental de la catedral de México. Estamos en el Nuevo Mundo, separado del viejo conglomerado continental y cultural por inmensos océanos, barrera infranqueable para un tráfico tal que permitiese una interacción cultural entre ambos mundos.
Es, pues, lo más probable que si algún contacto hubo entre éstos antes del 12 de octubre de 1492, fuese totalmente esporádico (sostienen algunos historiadores que el mismo Colón había estado en el nuevo continente antes de esa fecha), de modo que era difícil que dejasen huella.
Y sin embargo vemos cómo los grandes fenómenos culturales se repiten, entre ellos las prácticas religiosas, políticas y sociales; algunas técnicas incluso, y muchos conocimientos especulativos. Y son precisamente los calendarios y almanaques los que con mayor nitidez nos presentan esta silueta de un espíritu humano que sopla de igual manera en un mundo que en otro, y que nos ofrece en cualquier tiempo y en cualquier lugar un hombre esencialmente igual a sí mismo.
Cuando llegó Colón a América, hacía tan sólo 38 años que los aztecas habían reformado su calendario, que era de 365 días, para intercalar el año bisiesto. La historia de los calendarios en el continente americano se parece notablemente a la de los calendarios y almanaques de los conglomerados culturales mediterráneo y asiático.
Según los mitos aztecas fue el dios Quetzalcoatl el que enseñó al hombre el calendario, al mismo tiempo que la agricultura, las técnicas y las ciencias. También en las culturas precolombinas de centroamérica, de las que nos quedan numerosas referencias y vestigios, el calendario es la más elaborada expresión de las creencias, conocimientos y costumbres.
Leer sus calendarios es como leer en clave sus libros sagrados, sus credos y sus fiestas; es como un escaparate de sus cultos y culturas. Cuando llegaron los españoles al Nuevo Mundo, algunas de las culturas con las que entraron en contacto estaban en su máximo apogeo: Centroamérica parecía, al igual que Egipto y Mesopotamia, la encrucijada de las grandes culturas del continente, el crisol en que éstas se fundían, conservándose lo mejor de cada una de ellas.
Los calendarios de la zona son un fiel reflejo de ese esplendor y de esa síntesis cultural. Los mayas del Yucatán, los nahoas y los aztecas son los pueblos cuya cultura se impuso.
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LIBROS
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LA VOZ DE LA CALLE
Letra del Himno Nacional
¿Se puede hacer hablar a quien es mudo de nacimiento?
Estábamos en esto de la crispación, de la mala convivencia y del desencuentro socio-político cuando alguien se arrancó por bulerías y pontificó:
-Ea, el Himno Nacional tiene que tener una letra para que los deportistas puedan cantar, ya es hora de que los silencios y los tarareos den paso a la articulación sonora y abierta de las palabras
-Pero, señor, a lo mejor no es éste el momento de ponerle el cascabel al gato.
-¿Y por qué no? Centrémonos en el cascabel y olvidémonos del gato. Mejor dicho, hagamos un cascabel universal para que puedan aceptarlo todos los gatos-Para eso tendría que sonar a gloria bendita
-No, a gloria bendita ya suena la música. La letra tiene que sonar a consenso divino.
-¿Consenso? ¿Cómo puede haber consenso en un lugar que para unos es País, para otros Nación y para otros Estado; un lugar que para unos es grande y para otros no existe? No, la letra no tiene que sonar a consenso, sino a milagro. Pero mentar el milagro ¿no es mentar a la bicha?
Me parece que el Himno Nacional va a quedarse nuevamente sin letra. Pero sigamos.
He oído en los foros machacones de estos últimos días que los himnos han de ser épicos por narices, razón por la que suelen hacerse cuando están recientes las gestas. Pero ¿qué gestas hay ahora en España, salvando las del deporte? De hecho, ¿no es al Comité Olímpico Español al que se le ha ocurrido este embolado de la letra para que el Himno no acabe muriendo de soledad sonora y muda? Bueno, también está la SGAE de por medio, pero ésta sólo piensa en el canon…
Por cierto, ¿en qué España ha de pensar el que ose escribir una letra para su Himno, en la del pasado, en la del presente, en la del futuro? La lógica sugiere que, sin renegar de la del pasado ni eludir la del futuro, nos centremos sobre todo en la del presente. Pero los verbos españoles tienen un presente muy difícil de conjugar. Fijaos: Yo amo a España ¿Y tú? Yo paso olímpicamente de ella, pero tengo un vecino que la niega y otro que la odia. Y hasta creo recordar que hay alguien a quien España se la suda ¿Cómo se puede hacer un cesto con estos mimbres?
Pues bien, yo lo he intentado en una tarde de frío y de desgana. Y de algún rincón oscuro de la conciencia me han salido las reflexiones que a continuación enumero: una exposición aséptica de la actualidad política española, un consejo que nadie me ha pedido y que doy con carácter de rechazable, el deseable concierto de un coro formado por voces de acompasada autonomía, y una concesión a los sueños cuantificados en las encuestas.
Y ya que no aparece la épica por ningún sitio, todo va traspasado por la fina espada de la ironía, que es de un acero templado en los hondos silencios del espíritu.Un abrazo
Himno Nacional
Una letra para añadir al disenso
Oye, hermano, las glorias compartidas
de esta gran nación
que está por definir.
Toma las riendas de su porvenir
y dignifica el hecho de ser español. (Bis)
Oye, España, los diecisiete impulsos
de tu corazónen un sólo latir.
Siente en tu pecho el hondo fluir
de un alimento patrio y aglutinador. (Bis)
Mariano Estrada http://www.mestrada.net/
Paisajes LiterariosBlog http://paisajes.blogcindario.com/
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