Día Escolar de la No Violencia y de la Paz
LAS COSAS Y SUS NOMBRES
PAZ
Indicado ya el origen de la palabra en la sección anterior, entro directamente al desarrollo de la misma a través de denominaciones que nos dan cuenta de su paulatina institucionalización.
La obligación sagrada de la venganza (vindicatio) fue el motor de buena parte de las hostilidades en que constantemente estaban enzarzados individuos, familias y pueblos desde el principio de la historia. Y la limitación de estas hostilidades fue el inicio de la construcción del concepto de paz que actualmente manejamos.
La piedra de la paz era un asiento de piedra colocado en las iglesias generalmente junto al altar para escapar a la acción de los vengadores y de la justicia. Desde la misma fundación del pueblo de Israel, Dios ordena a Moisés que reserve ciudades de refugio a las que no pueda llegar la persecución de los homicidas involuntarios, con lo que los parientes de la víctima, obligados a la venganza, quedan eximidos de esta obligación. Esta institución de los lugares de asilo se generalizó, siendo todas las iglesias lugar sagrado de asilo dentro del que no podía continuar la persecución, bajo gravísimas penas eclesiásticas y civiles. La piedra de la paz que algunas iglesias conservan es el último vestigio de esa antiquísima institución denominada la paz de las iglesias.
La paz de Dios fue instituida por San Luis rey de Francia en 1245 para limitar en el tiempo las guerras en que estaban enzarzados los señores entre sí. Abarcaba desde Adviento hasta Epifanía (mes y medio); Desde Quincuagésima hasta Pentecostés (dos meses y medio), más las cuatro témporas, más las fiestas principales. El señor que mataba a alguien durante la paz de Dios era expulsado de sus tierras.
La paz del rey era la tregua de 24 horas que se hacía en algunas guerras civiles con ocasión del santo del rey.
La paz de las estaciones y de la agricultura era la que regía mientras el labrador estaba ocupado en las labores del campo. No podía recibir citaciones judiciales, ni se le podían requisar los bueyes o los caballos. Atacar a un labrador o a sus bienes durante las labores del campo era casigado con pena mayor.
La paz del domicilio prohibía en él toda violencia, de manera que si ésta se producía era castigada con mayor severidad. Desde muy antiguo se consideró la casa como un lugar sagrado porque en ella se mantenía el fuego (hogar), del que participaban los dioses familiares (lares). De esas lejanías viene el moderno concepto jurídico de inviolabilidad del domicilio.
PAZ II
Ahora que han pasado los días idílicos de la "noche de paz" y de la "paz en la tierra a los hombres de buena voluntad", podemos hablar seriamente de paz. Y lo más serio es el mismo origen de la palabra. Su raíz es pac-. Probablemente el primitivo del que derivan todas las demás palabras de este grupo léxico, es el verbo paco / pacare / pacatum, que significa pacificar tras haber vencido, sometido, sojuzgado, etc.; domar, someter, reducir, vencer. Y el resultado de la acción de este verbo es la pax (paz).
De la misma manera que para definir la libertad es imprescindible la esclavitud, porque de ella procede; así también para definir la paz se necesita la guerra, porque sin ésta puede haber quietud, tranquilidad, sosiego, pero no paz.
Como muy bien dice el verbo pacare, para pacificar a un pueblo, antes se le ha tenido que vencer, sojuzgar y reducir; antes se le ha tenido que someter por la violencia. Y el pacificador no puede ser otro que el mismo que ha ejercido sobre él la violencia, el vencedor. Si la victoria sobre ese pueblo es total, si ese pueblo se ha rendido por no poder soportar ya más violencia y más guerra, pacificación es sinónimo de sojuzgamiento total y absoluto.
Si por el contrario el agresor ha sido vencido, es el vencedor quien impone la paz, quien determina las condiciones de pacificación, que no pueden ser otras que la reducción y el sometimiento total del vencido. Si el agresor ha decidido cesar en su violencia después de unas operaciones de intimidación y castigo, las condiciones de pacificación serán proporcionales a la eficacia de la intimidación y el castigo. En cualquier caso, la pacificación es el objetivo y la culminación de toda acción bélica.
En la órbita de paco / pacare tenemos paco / pacere, usado preferentemente en su forma frecuentativa deponente paciscor / pactus sum, de la que procede la palabra y el concepto de pacto. La forma de participio pasivo a que da lugar la conjugación deponente, nos sugiere la idea de que el mismo sujeto es agente y paciente de la pacificación. El pacto sería, en ese caso, la autoimposición por cada una de las partes de las condiciones de paz: al no haber conseguido el agresor sojuzgar al agredido, le propone un pacto, es decir una autoimposición de la paz por cada uno de los bandos, en virtud del cual el agresor se compromete a cesar en su agresión y el agredido renuncia a tomarse la revancha.
Si no se trata de pactar una terminación de la partida en tablas, sin vencedores ni vencidos, es que se trata de coronar los objetivos de la guerra y recoger sus frutos imponiendo una pacificación proporcional a la intimidación alcanzada.
Mariano Arnal LÉXICO
ENLACES DE INTERÉS
Edualter
Red de Recursos Educativos de Educación para la Paz, el Desarrollo y la Interculturalidad
Educa en la Red
Recursos educativos de educación para el desarrollo.
Sedupaz
Seminario de Educación para la Paz de la Asociación Pro-Derechos Humanos de España.
IEARN
Red educativa internacional: recursos, proyectos, debates, ...
EIP
Asociación Mundial "Escuela instrumento de Paz".
IPRA
International Peace Research Association
Fellowship of Reconciliation
MIR-IFOR. Movimiento internacional de la Reconciliación.
Artículo publicado en la edición del Almanaque Nº 3044 Miércoles 30 de Enero de 2008
miércoles, enero 30, 2008
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